Bebés increíbles.

Resulta realmente asombrosa la capacidad del ser humano para aprender y desarrollarse a lo largo de la vida, pero nada es más emocionante como los 3 primeros años de vida.
Durante esta etapa el cerebro del bebé es capaz de aprender a través de la imaginación, de su propio tacto, de la luz y del sonido, sus sentidos son como súper poderes que le ayudan a explorar el mundo con un curiosidad nata.
Un bebé en un ambiente propicio desarrolla empatía, aprende un lenguaje, camina, habla...
¿Sabias que cada segundo hay entre 700 y 1000 conexiones neuronales nuevas en su cerebro? Estas conexiones son como pequeños puentes entre lo que observa, lo que entiende y lo que aprende como base para su desarrollo mental hacia el futuro.
Por este motivo es que podemos encontrar a un pequeño haciendo un movimiento de manera repetitiva y sin cansarse, reforzar un aprendizaje para dominarle.

El cerebro de un niño es 2 veces más activo que el de un joven adulto, cada instante vale oro en su desarrollo y su manera de explorar el mundo es también como se responderán acerca de como funciona el mundo a su alrededor. Por eso es vital propiciarles un ambiente rico en colores, juegos, texturas y retos donde su imaginación tenga la libertad de crecer libremente.



¿Cómo funciona el mundo?

Los niños tienen un aprendizaje innato, este comportamiento innato también llamado "instinto" dentro de la rama de la biología es aquel comportamiento que no requiere de aprendizaje o experiencia previa para ser ejecutado; eso quiere decir que se nace con él.
Es por eso que durante los primeros años de vida la curiosidad y observación son parte de este proceso vital en el cual los niños fallan mucho hasta dominar una destreza.


Aprender a lidiar con la frustración.
El adulto debe dejar que el pequeño experimente, lo intente, falle y lo logre, pues resolverle todo a la primera no es aconsejable y al brindarle ayuda siempre deberá ser para guiarle e invitarle a volver a intentarlo hasta conseguirlo.
Pues si todo es muy fácil no creces, si todo es muy difícil y frustrante tampoco es bueno para un autoestima saludable, y una buena autoestima le ayudará a lidiar con la frustración antes las fallas.


Alimentar la persistencia

Nuestra función como padre o profesor es la de un guía, se requiere de paciencia, brindarles un aprendizaje y el habito de la persistencia para alcanzar sus metas y una confianza interior que le motive a querer aprender siempre algo nuevo.


 Fuente: Secret Life Of Babies, 2014

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